viernes, 26 de octubre de 2007

Viaje al interior

La historia sobre ese viaje no tenía muchos justificativos, sólo el recuerdo. Cuando llegó al pueblo donde tantos años había vivido de chico, no lo reconoció, habían pasado cincuenta años.
Las casas ya no presentaban frentes amplios y altos, no había zaguanes donde los jóvenes podrían sentarse, todo se veía muy moderno. Le parecía muy raro no ver gente, la ciudad había aumentado al triple y sin embargo no se notaba en las calles.
Siguió recorriendo hasta que frenó en frente a una casa. Techo de chapa, galería extensa y silueta alargada le parecían familiares. Pudo apreciar un árbol dentro del terreno de esa casa. Trepó a el y empezó a recordar su infancia al mirar a su alrededor. Ya no era un barrio de coloridas chacras, sino que era parte de la ciudad. Apenas daba respiro el patio de cada casa donde, por cierto, tampoco se veía gente.
Miró la hora, el tiempo se había acabado, tenía que volver. Se detuvo unos segundo para pensar y observó nuevamente su reloj, eran las 3 de la tarde.
Volvió, se levantó de su cama, fue hasta la cocina, se asomo por el ventanal que en ella hay y pudo apreciar al Sol, tan resplandeciente sobre aquellos bellos árboles que se encuentran al Este de la chacra.
Árboles donde tanto tiempo invierten los chicos entre sus ramas.

1 comentario:

tinchera dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.