lunes, 19 de noviembre de 2007

La salvación

Es sorprendente, en la dificil realidad que nos toca vivir, el dato de la recaudación del casino de la ciudad en los días de cobro. Gente con sueldos que apenas alcanzan a cubrir las necesidades mínimas, concurre a jugarse todo, a dejar lo poco que tiene. Me cuesta creer cuando me lo cuentan y a la vez me preocupa.

De ninguna manera estoy de acuerdo con la denominación de "lugares de entretenimiento o juego", refiriendose a juego como una forma de divertirse y pasarla bien, para este tipo de negocio. Más bien son lugares, donde la gente pone en juego sus marchitas esperanzas y le brinda al azar, el control de su destino.

En una sociedad tremendamente desigual, injusta y prejuiciosa, lugares de juego de azar se presentan como el posible fin a un presente tortuoso, como la mano tendida a un futuro distinto. Son la posible salvación a una situación degradante, la forma de torcer un destino no deseado y al mismo tiempo no elegido. No elegido por ser privada las herramientas de prepararse y formarse, para aspirar a algo más.
Sin igualdad de oportunidades, que permitan que cualquier persona con trabajo, esfuerzo y dedicación llegue hasta donde desee (sin que esto se refiera exclusivamente al dinero), es lógico que se recurra a formas desesperadas como el juego de azar.
Permitiendo negocios como este y no haciendo nada por crear trabajo, alcanzar un buen nivel académico de las escuelas y brindar salud digna, fomentamos la mantención de una estructura social de privelegios y desigualdades.

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