martes, 12 de agosto de 2008

Efímera eternidad

Todavía sonaban las cuerdas. Cuando los acordes se apagan, me voy, dijiste. Y yo ingenuamente, no te creí. Pensaba que siempre estarías ahí, que ese momento sería eterno. Hablábamos de diversas cosas, de diversos sueños, y me sentía repleta de cosas por expresar. Reías, y yo me enamoraba de tu voz, nuevamente. Sonreías al hablar, en tu dulce melodía, y yo caía en tu juego. Pero, ¿cómo escapar?. No puedo alejarme del calor que irradia tu presencia, no puedo desprenderme de esta sensación que me abruma, cual si fuera la primera vez que te escucho.
Creía que sería eterno, y así lo sentía. Pero sin embargo, dijiste algo breve sobre las secuelas del cariño, y desapareciste. Esa melodía se había apagado.

Hasta la próxima, susurré dentro mío.

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