sábado, 14 de junio de 2008

Fragmento de "El Matadero".

"Se originó de aquí una especie de guerra intestina entre los estómagos y las conciencias, atizada por el inexorable apetito y las no menos inexorables vociferaciones de los ministros de la Iglesia, quienes, como es su deber, no transigen con vicio alguno que tienda a relajar las costumbres católicas: a lo que se agregaba el estado de flatulencia intestinal de los habitantes, producido por el pescado y los porotos y otros alimentos algo indigestos. Esta guerra se manifestaba por sollozos y gritos descompasados en la peroración de los sermones y por rumores y estruendos subitáneos en las casas y calles de la ciudad o dondequiera concurrían gentes. Alarmóse un tanto el gobierno, tan paternal como previsor, del Restaurador, creyendo aquellos tumultos de origen revolucionario y atribuyéndolos a los mismos salvajes unitarios, cuyas impiedades, según los predicadores federales, habían traído sobre el país la inundación de la cólera divina; tomó activas providencias, desparramó sus esbirros por la población, y por último, bien informado, promulgó un decreto tranquilizador de las conciencias y de los estómagos, encabezado por un considerando muy sabio y piadoso para que a todo trance y arremetiendo por agua y todo, se trajese ganado a los corrales. En efecto, el decimosexto día de la carestía, víspera del día de Dolores, entró a nado por el paso de Burgos al matadero del Alto una tropa de cincuenta novillos gordos; cosa poca por cierto para una población acostumbrada a consumir diariamente de 250 a 300, y cuya tercera parte al menos gozaría del fuero eclesiástico de alimentarse con carne. ¡Cosa extraña que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables y que la Iglesia tenga la llave de los estómagos!"

Esteban Echeverría.

viernes, 13 de junio de 2008

¿Dónde están?

¿Y dónde están ellos ahora? No los encuentro debajo de mis lágrimas, solo en los cofres donde guardo mis sonrisas. Miro hacia atrás y ahí están, distantes, intangibles. Miro hacia adelante y esta niebla no me deja verlos... ¿O será que no están allí? Estiro mi mano más allá del muro de las sombras, y solo encuentro una llama de furia que me envuelve.
Quizás no sepan, quizás. Tal vez no entienden, tal vez. Puede ser que solo esté gritando en silencio, pero en esta calma noche recuerdo todos sus nombres, recuerdo todos sus pasos, y espero oírlos. Espero oir sus voces pronunciando esas palabras que me desespero por oir. Hasta creo poder escucharlos, desde aquel rincón de mi memoria intacta.
¿Dónde están ellos ahora? Ellos a quienes intento darles el cielo, darles mi alma. ¿Dónde está su parte? Este contrato no me resulta beneficioso si no consigo aquel que lo cumpla, pero no puedo romperlos. Mi conciencia, tantas en una, me lo impiden.
Quisiera poder verlos claramente, a todos ustedes, a todos ellos, a todos aquellos, a todos nosotros. Una sonrisa lejana no vale nada en estas épocas tan turbias.
¿Donde están ellos ahora? ¿Donde están?

Cuestión de tiempo

Qué lentas pasan las horas, pero mañana será otro día y luego vendrá otro año. Otros serán los recuerdos que llenen el espacio entre tu sombra y mis miedos, y no alcanzará la vanidad del tiempo para superar la fragilidad de cada nuevo amanecer.
Otro idioma hablarán, falto de nuestras verdades. Y nuestros espejos verán otros rostros y se darán cuenta de que extrañan tus ojos. Esa mirada será perpetua y lo que será del mundo el tiempo que quede, no me importa.
De qué me serviría la eternidad, si todos los soles que me acompañan se irían; si todas las lunas se quedarían sin sus noches y cuando llegue la hora me abandonarían. Tu mirada y tu sonrisa serán infinitas en mi mente y en la de tantos, es cierto, pero será solo eso. Tu escencia vibra en la memoria, pero no me abraza.
¿Será interminable esta locura? ¿Será eterno este amanecer? ¿Cómo congelar el tiempo, si no para de arder?
Y te siento tan lejos hoy, pero mañana será otro día y luego vendrá otro año. Otras manos harán sonar las cuerdas y otras voces cantarán las canciones que nos dedicamos en silencio. Otros escribirán las mismas palabras que no se cansan de ser escritas, porque están perpetuadas en nuestras almas, voceras del tiempo.
Los ruidos de los mares que navegamos serán los mismos, y aunque nada cambie todo será diferente, porque aunque las horas pasen lentas, mañana será otro día y luego vendrá otro año.

EXTRAVIO

Me perdí sin mas y jamás logre volver de ese charco que rodea al infinito, recorrí fronteras traspasando ríos de miel y noche, nadando tras el crepúsculo.
Busque el camino en el horizonte pero nunca llegue a el, trepe sueños, salte al vacío de la ignorancia misma y nunca te encontré. Intersecciones confusas me atrajeron a lugares irreales donde lo deforme cobra forma bajo la mística de las estrellas. Ni la luz, ni la oscuridad, ni el alcohol, ni la sobriedad lograron recordarme el camino, una enredadera de confusión creció en mi mente obnubilando mis recuerdos, sin jardinero amable que se ofreciera a abrirme un camino a ti…
Días, noches, meses, años, no recuerdo cuando fue; sólo veo tus ojos otra vez juzgándome sin razón, desgarrando mi amor y escupiendo infinitas crueldades sin merecerlo yo.
Me perdí en tu mirada ese día y ya no pude mas volver, me desvanecí casi como en un desmayo, pero ya no desperté.